Los serious games no sólo sirven para educar, también pueden ser un excelente medio para concienciar y provocar un debate serio sobre problemas actuales, como la crisis migratoria que está ocurriendo en el Mediterráneo.
En el juego desarrollado por François Alliot y su colega Arnaud para la Ludum Dare 33, el jugador toma el papel de un contrabandista de inmigrantes que, partiendo de una cantidad inicial de dinero, debe decidir qué tipo de barco comprar, a qué puesto poner destino y a qué ocupantes aceptar en el viaje. En el viaje pueden morir pasajeros, ser interceptados por guardacostas,… modificándose la ganancia económica.