Henry Ford, padre de las cadenas de montaje modernas utilizadas para la producción en masa, en su afán por minimizar costes, detectó que el color negro tenía un tiempo de secado significativamente más corto que el del resto de colores. Eliminó la producción del resto de colores.
En 1918, la mitad de los coches en EE. UU. eran el modelo T de Ford. De color negro, por supuesto.