A veces no hacen falta grandes cambios tecnológicos para mejorar las condiciones de trabajo. A veces, un pequeño cambio, un cambio inteligente, puede suponer un avance significativo en la operativa diaria. Un ejemplo de ello es la cinta aislante que se muestra en la imagen: unas líneas de color gris, impresas en la cinta, permiten averiguar de manera instantánea dónde se encuentra el final.