Una vez que consigues vencer las barreras que ponen los gestores de mente estrecha y muestras a los mandos intermedios, con datos, que Agile funciona, aparece el siguiente reto en el camino: extender la gestión a equipos más grandes, escalar.
Implantar Agile en equipos reducidos ya supone en sí mismo un reto, un proceso de autodescubrimiento y adaptación de las diversas herramientas disponibles a la idiosincrasia de cada grupo. Cuando el grupo crece, o cuando se pretende “agilizar” los trabajos de varios grupos interdisciplinares, el método debe cambiar, adaptarse.
Afortunadamente existen marcos de trabajo, como SAFe (Scaled Agile Framework), Scrums of Scrums o Disciplined Agile Delivery, que han demostrado que pueden ayudarte en la implantación de Agile a mayor escala. En este post hay cinco ejemplos de casos de éxito en la implantación de Agile a escala.