Hay quien piensa que sólo hay dos maneras de dirigir equipos y que son excluyentes: gestionando o liderando. La primera se centra en la parte operativa, la parte que se encarga de planificar y repartir las tareas. La segunda, en crear una cultura inspiradora y motivadora, un sentimiento de pertenencia en los integrantes del equipo.
La primera sin la segunda provoca que el grupo de personas trabajando juntas no se sientan parte de un equipo, parte de algo más grande que les motive para continuar. La segunda sin la primera provoca en el equipo una sensación de caos, de que no se sabe a dónde se va. En ambos casos el resultado es el mismo: equipos con alta rotación y muchos de sus miembros sintiéndose “quemados”.
En el vídeo que acompaña a este post, Bob David, el que fuera CEO de la tercera empresa fabricante de juguetes más rentable del mundo, cuenta su experiencia relativa al liderazgo sin ego. Cuenta una anécdota especialmente interesante: cómo se hizo entender con operarios chinos que estaban instalando de manera incorrecta los desagües de la futura fábrica y que se hizo viral en la compañía. Duración 12′ 50”.