Los orígenes de Kanban, como es bien sabido, datan de la década de 1940 en las fábricas de Toyota en Japón. En la implementación más sencilla se usan tarjetas que se adhieren de manera temporal a contenedores del material del que se quiere hacer seguimiento.
Las “tarjetas” se han heredado en las diferentes adaptaciones del modelo Kanban. En sectores tan alejados de la manufactura como el del desarrollo software, hay defensores acérrimos tanto de las tarjetas en formato digital como en formato físico.
Si hiciéramos un time-lapse de un tablero kanban, veríamos en todo su esplendor el flujo de trabajo de nuestra actividad y cómo las tarjetas se desplazan progresivamente desde el el TO DO hasta el DONE. Y ahí es donde reside el quid de la cuestión. En medir el flujo, aprender de las mediciones y mejorar.
Nacho Navarro escribe un post muy interesante sobre cómo sacar partido de las métricas Kanban más representativas:
- Work In Progress (WIP)
- Customer Lead Time
- System Lead Time
- Cycle Time
- Throughput
- Work Item Age
gracias por compartir, somos fan de nacho