Es muy probable que hayáis pasado por una experiencia parecida a la mía. Hace no mucho, formando parte de un grupo de trabajo de pocas personas, el coordinador nos reunió para organizar las tareas necesarias para finalizar un proyecto para el que se había cumplido, de sobra, el plazo de entrega. Y que estaba sin terminar, claro. Nos juntó en una sala y soltó algo parecido a:
Como tenemos sólo 3 semanas para terminarlo, vamos a organizarnos con Scrum y seguro que lo conseguimos.
Al principio creí que bromeaba. Pero no, había hecho un curso y estaba certificado como Scrum Master, según dijo. Como era de esperar, tardamos mucho más de 3 semanas y lo que hacíamos sólo tenía de Scrum el nombre. Era más bien una mezcla entre Micromanagement y “Reunionitis”. Eso sí, aprendimos cómo NO ser ágiles.
Para implementar cualquier metodología Agile, sobre todo en equipos pequeños, debe ponerse el foco en los principios fundamentales y no pretender ser “purista”. En AgileConnection hay un artículo muy interesante con consejos al respecto.