La historia y el proceso de adopción de Agile, que tiene similitudes con otros ámbitos de la vida profesional quizás debido a la naturaleza del sistema socio-económico en el que vivimos, se puede resumir de la siguiente manera:
- Alguien manifiesta un problema o una necesidad que le impide realizar bien su trabajo.
- Se le unen un grupo de personas que experimentan la misma situación.
- Diseñan una metodología que se vuelve popular.
- Se genera un mercado de “certificadores” de la nueva metodología.
- Los gestores, que, en realidad, no entienden la metodología, sólo valoran las certificaciones. Tanto para contratar personal como para subcontratar trabajos a otras empresas. Las certificaciones son, por lo tanto, valoradas “al peso”.
- Los equipos “certificados” no obtienen los resultados esperados.
- Los profesionales que realmenten conocen la metodología, empiezan a rechazar a los coach certificados.
- Los gestores critican la metodología y buscan otra.
Empieza a parecer que, precísamente en el mundo Agile, estemos en el punto 7 de la lista anterior. Además del movimiento #NoEstimates del que ya hemos hablado en este blog (por ejemplo aquí y aquí), empiezan a despertar otros, como el Agile Quitters Manifesto o el Manifesto for Software Craftsmanship.
Es un toque de atención a los “gestores” y “agilistas”: si de verdad queréis buenos productos, haced caso a quien los construye y renegad de los vendedores de certificados de humo.
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