Las metodologías ágiles se centran fundamentalmente en la capacidad del equipo para ser flexibles, para acomodar cambios en el proyecto con el menor coste posible. La idea básica es comenzar a trabajar, adaptarse a los cambios (nuevas funcionalidades, modificaciones de los requisitos, nuevos miembros en el equipo…) y entregar un producto de valor para el cliente lo antes posible.
Esa manera de gestionar un equipo se enfrenta a la manera tradicional de firmar contratos, en la que se estiman tiempos y costes. Sin embargo, las estimaciones suelen estar más cerca de la mera adivinación que de la realidad. Sobre todo porque no suele tenerse en cuenta todos los factores que afectan al desarrollo de los proyectos.
Scrum es un intento de unir la filosofía Agile con la estimación “tradicional” de proyectos. Y, cuanto más se sigue al pie de la letra, más nos alejamos de ser verdaderamente ágiles. Lo importante no es 100% estrictamente Scrum, es ser 100% Agile.
En el siguiente vídeo, Allen Holub describe un mejor método para controlar el avance de un proyecto que usar estimaciones. Duración 37′ 44”.
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